sábado, 25 de enero de 2020

Mujercitas

Uno de los primeros libros que recuerdo haber leído por gusto y no porque me lo encargaran en la escuela es "Mujercitas" de Louisa May Alcott.

Este libro lo encontré en la biblioteca infantil y me llamó la atención por sus ilustraciones. Un montón de niñas rubias con vestidos antiguos muy hermosos, con peinados muy lindos y listones en la cabeza, sentadas en el jardín tomando el té, o frente a la chimenea mientras una de ellas tocaba el piano.

No recuerdo exactamente qué edad tenía cuando lo leí, pero calculo que tenía entre ocho o nueve años. La historia me gustó. Cuatro hermanas que se quedan en casa con su madre mientras el padre está en la Guerra civil.

De todos los personajes, mi favorito siempre fue Jo, porque era audaz, decía siempre lo que pensaba, y sobre todo, porque le gustaba escribir. Yo creo que Jo fue quien hizo que naciera en mí la inquietud de convertirme en escritora.

Me gustaba mucho la relación que Jo tenía con su vecino Laurie. Ella siempre lo alentaba a ir más allá, a aventurarse y a ser más extrovertido. Y Laurie por su parte, la introducía en su mundo de alta sociedad, bailaban juntos, se divertían mucho.

Las otras hermanas me parecían sosas o caprichosas. Meg era sumisa y sólo se preocupaba por el "qué dirán", Beth era extremadamente tímida y callada, aunque era la más dulce de todas pero su carácter introvertido a veces hacía que pasara inadvertida en la trama, y Amy era la más chiflada de las cuatro por ser la más consentida de la familia.

Tiempo después leí la continuación de esta novela, "Hombrecitos" y me disgustó mucho saber que Jo y Laurie no se casaron. Que Laurie se casó con la caprichosa de Amy y que Jo se casó con un profesor.

Pero bueno, a lo que voy es que esta historia ha sido adaptada muchas veces a la pantalla grande, y en la actualidad dudo mucho que las niñas se interesen en ella, ya que la historia resulta anacrónica para estos tiempos.

Las niñas ahora cuentan con muchas oportunidades en la vida, son más empoderadas, menos sumisas, y personajes como Meg, Beth y Amy les pueden resultar exasperantes. Quizá se identifiquen con Jo, aunque Jo en su tiempo era como la que rompía estereotipos y en cambio ahora es el común denominador.

A pesar de todo, sigo recordando con cariño esta historia, pues me traslada a aquella época de mi infancia en que leía el libro en una semana, mientras comía dulces y soñaba con convertirme en Jo.


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