viernes, 25 de octubre de 2019

El arte mexicano contemporáneo ¿reflejo del narco y la corrupción?

¿El país donde vivimos determina el tipo de arte que creamos y consumimos?

Confieso que me cuesta mucho trabajo agarrarle el gusto a la literatura mexicana contemporánea, ya que muchas de las obras hablan sobre narcotráfico y corrupción, así como la deshumanización y la pérdida de valores que se ha hecho evidente en los últimos años. Hay obras que no termino de leer por la crudeza de sus temas, otras veces me dejan una sensación de desencanto e impotencia.

En este momento estoy leyendo un libro llamado "Monterrey 24". Es una antología de cuentos editada por la UANL, que comprende 24 historias, a manera de horas de reloj. No niego que la edición está padre, tiene fotografías e ilustraciones muy buenas y los escritores que participaron entregaron historias bien escritas y desarrolladas.

Sin embargo, las temáticas abordadas son crudas. Los peores defectos de la sociedad regiomontana. La falta de empatía, el "valemadrismo", drogadicción, violación, pobreza, vulgaridad, relaciones superficiales en donde no existe el amor ni el compromiso...

el libro me deja una sensación rara, como de desilusión, frustración, repulsión  y rabia  y he abandonado su lectura varías veces. Me cuesta aceptar que así es la ciudad donde vivo, que así es su gente.

Y así me siento cada vez que cae en mis manos un libro de autor mexicano, son los mismos temas, violencia y corrupción.

Esta sensación no sólo la siento en la literatura, sino también en las artes visuales como la pintura y la escultura contemporáneas. Hoy asistí a una inauguración de una exposición llamada "El orden material de las cosas", con piezas de la colección de FEMSA.

Una de las piezas es por parte de un colectivo llamado SEMEFO (sí, así se llama, aunque no es por causalidad que tengan las mismas siglas que el Servicio Médico Forense).

Dicha pieza es una plancha de cemento sobre el suelo. A simple vista, no tiene chiste esa pieza, de no ser porque dentro de la mezcla de ese cemento se encuentran objetos de personas que fueron asesinadas por el crimen organizado, personas que nunca fueron identificadas y murieron en el anonimato. Y al saber esto, sentí mucha tristeza. La pieza es como una especie de lápida que pretende dar un entierro digno a quienes no lo tuvieron.

Y otra vez pienso que si el arte es un reflejo de la sociedad en que vivimos, ¿eso significa que México es así?

Después de ver noticias como que los narcos iniciaron una guerra para obligar al gobierno a que soltaran a Ovidio Guzmán, o el caso de Ayotzinapa, o la ola de feminicidios, ya no sé qué pensar. 

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